· Cuando adquirimos un animal como mascota esperamos que este sea fácil de cuidar, divertido, manejable y seguro para toda la familia. Sin embargo, al tratarse de animales silvestres, hablando específicamente de loros y otras especies de psitácidos, no siempre ocurre lo esperado.
Lo anterior es producto del desconocimiento de las necesidades animales, de las leyes que los protegen, y la equivocada interpretación de información que generan los centros que apoyan la conservación como zoológicos, aviarios, criaderos particulares y otros; tema que merece ser tratado a profundidad en otra ocasión.
Pero desde el punto de vista de comportamiento y bienestar aviar, lo que sucede es que frecuentemente los dueños de estas aves se refieren a ellas como ruidosas, destructoras y agresivas; esto se debe al estrés crónico al que están sometidas por el confinamiento, en instalaciones, dietas y ambientes inadecuados, sin contar la naturaleza de éstas especies. Por lo que resulta indispensable ofrecerles la posibilidad de estimularse física y mentalmente para lograr un óptimo estado de salud, y que éstas a su vez cumplan las expectativas del propietario.
La característica más atractiva de las aves para el ser humano es sin duda, su capacidad de volar; tal vez porque el vuelo lo asociamos con libertad, sin embargo cuando se tiene a las aves en cautiverio como mascotas, lo primero que se hace es impedirles el vuelo, y en los casos más severos hasta el movimiento, alojándolas en jaulas que no les permiten ni la extensión completa de las alas.
Una herramienta muy eficaz para estimularlos física y mentalmente, además de fortalecer el vínculo “dueño-mascota”, y disfrutar al máximo a nuestra ave, es el entrenamiento con refuerzo positivo, para vuelo libre. Esto se refiere a que podemos enseñarle a nuestra ave a volar al aire libre sin que escape, y llamarla a nuestra mano o instalación para que vuelva. Para este entrenamiento son necesarios algunas consideraciones:
· Que el ave no tenga las alas o plumas cortadas.
· Acepte refuerzo (premio) de nuestra mano.
· Permanezca tranquila en nuestra mano.
· Contar con un espacio cerrado para entrenar y prevenir escapes mientras aprende.
· Una estación, como alcándara (percha alta), banco, u otro donde el ave se sienta segura y nosotros tengamos fácil acceso.
· Parte de la dieta destinada exclusivamente al entrenamiento (ingrediente preferido), generalmente en psitácidos se consideran las semillas.
Lo primero es planear las sesiones de entrenamiento, decidir que días y a que hora se llevará a cabo el entrenamiento. Se recomienda durante la mañana, antes de darle su alimento y con la mayor frecuencia, entre más días a la semana se entrene mas rápido se tendrán resultados.
Para el entrenamiento se usa como método el condicionamiento operante con refuerzo positivo, el principio de este método es que, un comportamiento se repite o no por las consecuencias que tuvo, es decir, que si se obtiene un premio por cierta conducta, entonces la próxima vez que se presente la posibilidad de repetirla se hará, ya que existe la asociación de un beneficio después de la acción realizada. El sistema de entrenamiento está constituido por:-orden-acción-puente (señal que indica que se realizó el comportamiento esperado, puede ser verbal, un aplauso, silbido, etc.)-refuerzo o premio.
La estación (percha u otro), la cual debe ser siempre la misma durante este ejercicio, la denominaremos punto “A”, mientras que la palma de nuestra mano izquierda, completamente extendida y viendo hacia arriba, como si sostuviéramos una charola, será el punto “B”.El premio se dará con la mano derecha y el puente puede ser verbal (¡bien!) o a través de un silbato. El ejercicio consiste en hacer que el ave vaya del punto A al punto B y de regreso, varias veces, partiendo de la mínima distancia entre ambos puntos y separándolos conforme a los avances.Cuando el ave va del punto A al B, el pulgar esta dirigido hacia el punto A, y cuando va del punto B al A es el dedo meñique el más cercano al punto A. La distancia entre ambos puntos va aumentando hasta deba saltar para alcanzar la meta y posteriormente volar.
Ejemplo:Orden 1: “PERCHA”
· Acción: se coloca al ave frente a la percha para que de el paso (la percha debe estar a la misma altura o ligeramente más alta).
· Puente: “¡BIEN!” se da en el instante en que el ave da el paso a la percha.
· Refuerzo: Inmediatamente después de dar el puente. Con la mano derecha se le ofrecen varias semillas u otro ingrediente preferido de la dieta.
Orden 2: “MANO”
· Acción: Colocar la mano izquierda en contacto de la percha, a la misma altura o ligeramente mas alta y la mano derecha muy cerca de la izquierda y a la misma altura, ya que el ave querrá ir a ésta pues sabe que ahí está el premio, aún cuando no pueda verlo.
· Puente: “¡BIEN!” al instante en que de el paso a la mano.
· Refuerzo: Seguido del puente.
Una vez que se tenga bien aprendido este paso, entonces se podrá avanzar a cambiar de sitio de entrenamiento y repetir el procedimiento varias veces en escenarios distintos, hasta que el ave responda correctamente en situaciones diferentes, al final estará lista para hacerlo en un sitio abierto con un proceso previo de familiarización al lugar.
Los avances dependen tanto de las habilidades del ave, como las del entrenador, y de las rutinas de manejo y entrenamiento. En los casos en que las aves hayan permanecido mucho tiempo en jaulas sin la posibilidad de volar será más complicado lograr la meta final, a diferencia de aquellas que cuenten con una instalación más apta que simule en lo posible su ambiente natural.
El entrenamiento además puede prevenir y hasta erradicar desórdenes del comportamiento ocasionados por el cautiverio, como conductas agonistas (agresión a otros individuos), automutilación, estereotipias, redirección de la energía, etc. Corrigiendo específicamente los problemas o estimulando a los individuos física y mentalmente para reducir estrés. En caso de que un programa de entrenamiento no sea factible para algún caso en particular, existen otras formas de enriquecimiento ambiental para mantener en óptimo estado físico y mental a las aves silvestres cautivas que tenemos a nuestro resguardo.